Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar
El jueves pasado se ofrecían 55 pinturas y esculturas de la antigüedad en la sede de York Avenue de Sotheby’s en medio de rumores que hablan de la posibilidad de volver a empresa pública (que cotice en bolsa) a la centenaria casa de subastas.
Su dueño es famoso por sus compras, donde aporta un poco de la oferta y el resto son préstamos de los bancos. La compró en 3.700 millones de dólares hace dos años (aportó unos 500 millones) y ahora se habla de una tasación de 5 mil millones, luego de un año con 7 mil millones en ventas y con casi 500 millones repartidos entre los propietarios.
El gran atractivo de la venta era un curioso Sandro Botticelli, imagen del sufrimiento, titulado “El hombre de los dolores”. El italiano no suele aparecer en subastas y solamente aparece alguna obra cada año. En el 2021 se logró un gran récord con una figura que algunos consideraban que era un miembro de la familia Médici que llegó a la impensada cifra de 92 millones de dólares, cuando el mayor precio por una obra del artista no era máas de 6 millones. Cuando ocurren estas cosas aparecen “Botticellis” en cantidad para la venta y solamente un 1% de los ofrecidos tienen suficientes antecedentes para ser considerados originales. Este es el gran problema con las obras de los Old Masters, hoy los expertos nos aseguran su autenticidad y luego de unos años cambian de opinión. El Botticelli llegó a los 40 millones que tenía de garantía y los once lotes más importantes de la subasta tenían garantía de venta y representaban el 70% del dinero recaudado.
Curiosamente no se vendió una Virgen con niño de Giovanni Bellini, era una obra sólo conocida por una mala reproducción en blanco y negro de la década del treinta, su dueño era Philips (el de las lamparitas) y por lo tanto se conocía como la Virgen de Philips. Tenía garantía de venta y no alcanzó los 3 millones que se pedían por la misma.
La venta efectiva fue un bajo porcentaje del 74% y el Botticelli estaba en una colección norteamericana desde hace 60 años y había costado 10 mil libras esterlinas.
La gran sorpresa de la venta fue la venta de una escultura egipcia en piedra caliza que triplicó su base y se vendió en casi 10 millones de dólares. Su antigüedad se estimaba en 2.500 años antes de Cristo.
Muy buen precio hizo una obra de Francisco de Goya, que no suele aparecer en remates, era un retrato de un Marqués que multiplicó por cinco su base y se vendió en 2,2 millones de dólares. Se esperaban mejores resultados luego que la semana anterior se informara de la venta en 200 millones de dólares de una obra de Rembrandt que era de la familia Rothschild, pero no había mucha oferta interesante, salvo 2 obras de Artemisia Gentileschi que eran propiedad del banquero suizo, de origen sirio, Jacqui Safra (82), conocido por ser el productor de 8 películas de Woody Allen y también por tener una colección de maestros antiguos que periódicamente va renovando. De Artemisia se conocen tan sólo 40 obras y el retrato era una rareza que se pagó 2,8 millones y la otra obra, que era el mítico tema de Susana y los viejos, alcanzó los 2,1 millones de dólares.
Lo mejor de las ventas de enero fueron las pinturas de artistas norteamericanos del siglo XIX.