Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar
Harry Macklowe (84) es un desarrollador inmobiliario de Nueva York que es famoso por sus audaces inversiones. Por ejemplo compró, en 1400 millones, el edificio de General Motors que tenía abajo a la lindísima juguetería FAO Schwarz. También compró unos edificios en 6900 millones de dólares, sólo puso 50 millones de su bolsillo y el resto lo pusieron los bancos que hoy tienen hipotecados los inmuebles.
Estuvo casado 58 años con Linda Burg, pero hace 5 años decidió cambiar de señora y se casó con Patricia Landeau (67). No había contrato prenupcial y el divorcio fue muy violento (al estilo “La guerra de los Roses”). El juez del divorcio repartió bienes por 1.000 millones de dólares y ante la falta de acuerdo con las obras de arte del matrimonio, llamó a Sotheby’s a tasar y dividir las 165 obras que componían la colección, formada en 50 años y adquirida sobre todo en Richard Gray Gallery.
Las obras se estimaron, antes de la pandemia, en mil millones de dólares y ahora ante la demanda insaciable valen más que ello.
Este lunes 15 de noviembre salen a la venta las primeras 35 obras y esperan recaudar más de 400 millones. Son todas obras realizadas luego de 1940 y donde están las firmas más importantes: Picasso, Rothko, Giacometti, Twombly, Warhol, Koons, Richter, Fontana… Eureka, ¡uno que no tiene Basquiat! Para no abrumar, otras 40 obras se rematarán en mayo de 2022.
Hay un proyecto de monumento en barras de hierro del malagueño Picasso por el que se esperan 20 millones, un Giacometti (que no me gusta nada y que me recuerda a Cyrano de Bergerac, por su exagerada nariz) está estimado en 80 millones, lo mismo que un Rothko de opaco color.
Muy bonito es el De Kooning que representa su visión del paisaje de Long Island donde fue a vivir abrumado de Nueva York y recordando sus orígenes en el Reino de los Países Bajos. Impresionantes, y en rojo y blanco, son unas aparentes flores de Cy Twombly que miden 5,52 metros de largo y pueden superar los 60 millones de dólares.
Curioso es el Lucio Fontana, de fondo blanco y con 12 tajos, que amerita una cotización de 12 millones. Un Warhol, que no me emociona mucho y en colores grises que representa 9 Marilyn Monroe, está estimado en enormes 50 millones.
No son obras que me motiven pero sí son un producto que hoy reclaman los “nuevos ricos” americanos y se venderán bien. Luego de esta subasta podremos comparar los precios con los de la venta de este jueves de la colección Cox de impresionismo, y sacar conclusiones.
A principio de siglo nuestros abuelos pagaban locuras por los cuadros de Sorolla y no compraban los pasteles de Degas que traía el marchand alemán Müller, y que valían un 70% menos. Hoy los pasteles valen 5 millones y los Sorolla (que me encanta también) tan sólo una décima parte…
En fin, dentro de unas décadas veremos quién fue más inteligente en sus compras.
