Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar

Nacida en Burdeos, de familia de artistas, su padre Raymond y sus tres hermanos: Auguste, Isidore y Juliette, fueron pintores y escultores dedicados al tema de los animales.

Cuando cuenta 6 años, la familia se muda a París donde el padre abre una Academia de dibujo sólo para mujeres. Ya a los 14 años Rosa trabaja en la misma y comienza un romance de 40 años con una alumna de su padre.

Se vestía como un hombre y fumaba habanos. Cada 6 meses solicitaba permiso en la policía para usar pantalones, ya que los utilizaba para ir a los mataderos donde estudiaba la anatomía de los animales.

Con tan sólo 19 años es admitida en el salón de pintura. Admiraba a Poussin y a Rubens y los copiaba en el Museo del Louvre.

Fue la primer pintora reconocida internacionalmente en la historia. Una de sus obras llamada “Feria de caballos” fue comprada en una suma récord por el millonario americano Cornelio Vanderbilt. Mide como cinco metros de largo y fue donada al Metropolitan de Nueva York, se encuentra expuesta a continuación de los impresionistas.

Gozó de fama y éxito que le permitieron comprar un castillo, donde tenía una especie de zoológico hasta con leonas.

A la muerte de Nathalie, su primer compañera, y con 67 años, comienza una relación con otra pintora norteamericana llamada Anna, 30 años menor que ella y le deja todos sus bienes.

Cuando fallece se vende el contenido de su taller en unos 8 millones de dólares de hoy.

Fue muy prolífica y sus obras se venden en 25 mil dólares promedio, aunque algunas han superado los 600 mil dólares. Recibió toda clase de honores en vida y no fue discriminada por su orientación sexual.