Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar
Este es el momento más difícil en el continente europeo. Con una inflación promedio del 10% anual y la incertidumbre por el suministro de petróleo y gas, y eventualmente de alimentos para algunos países, y los elevados aumentos en los commodities alimentarios.
Las mayores ventas han sido de obras de Claude Monet y de Francis Bacon. Tanto en Londres como en París el éxito de ventas y precios fue arrollador. Más tímida fue la venta en Milán, de arte contemporáneo italiano, que recaudó 8 millones de dólares, siendo como siempre el mayor precio un Lucio Fontana pequeño (33×24 cm), con un sólo tajo y fondo rojo, que superó el millón de dólares.
Phillips hizo una venta de modernos que recaudó 25 millones.
Sotheby’s colocó un autorretrato de Andy Warhol en 17 millones de dólares y duplicó la estimación de un bellísimo elefante de Rembrandt Bugatti, realizado en el zoológico de Amberes, que se vendió en 2,4 millones de dólares. Hizo también un remate titulado “4 siglos de esculturas” y sorprendió un pequeño bronce, de 30 cm de alto, que cuadriplicó su base y era de un escultor alemán: Leonhard Kern (1588-1662), el tema era “Adán y Eva”. También duplicó la base un estudio de nubes del alemán Gerhard Richter (92), de su época hiperrealista de 80×100 cm, que llegó a los 14 millones. En otra subasta un soberbio estudio de nubes de John Constable, arrancó en 100 mil y se vendió en un millón de dólares; son pequeños estos óleos del ingles (24×30 cm) y sólo se pueden ver en el Victoria & Albert Museum de Londres.
En Christie’s superaron todas sus expectativas. Una escultura de Jeff Koons, titulada “Mono Globo”, se pagó 13 millones y el dinero será una donación para las necesidades de los ucranianos. Una importante pintura, con su característico azul, de Yves Klein trepó hasta 35 millones. Una lindísima, y típica, escultura de Barbara Hepworth se pagó 7,5 millones de dólares y es una de las artistas con mayor valoración.
Varias obras se Monet superaron los 10 millones y dos de ellas se vendieron en 40 millones de dólares. Una eran unos no muy atractivos nenúfares y la otra era una espectacular vista del Puente de Waterloo, que posiblemente pintó más de 20 veces. En esta pintura captó aquello que adoraba de Londres: su niebla. Lindo tamaño, de 65×107 cm, y en manos de la familia Bulova (la de los relojes) desde hace 70 años.
Fuerte valoración de las artistas mujeres y de la escultura en general. También hubo venta importante de arte africano y varios remates récord de vino.
¡Después de la pandemia muchos se dan cuenta que hay que darse los gustos en vida!