Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar
Luego de los 1.100.000.000 (mil cien) millones de dólares que logró en una semana, en Nueva York, la casa de subastas Christie´s, el nuevo dueño de Sotheby´s aspiraba a un número similar, pero para su alegría logró superar el volumen de ventas y en 13 subastas de la semana pasada alcanzó los 1.372.000.000 (mil trescientos setenta y dos millones de dólares en ventas).
Phillips también festejo vendiendo, en dos subastas, 175 millones de dólares. Todo supera lo conocido y quizás Sotheby’s logre superar en ventas a su colega Christie’s, luego de su privatización. La mitad de la venta se logró con la subasta de 35 obras de la colección Macklowe en 676 millones y aún quedan 130 obras para vender en mayo, ya que en este divorcio nadie está dispuesto a ceder. La venta duplicó las estimaciones y en algunos casos la puja llegó a triplicar las bases. Sin duda que la inflación anual prevista en USA del 8% influye en los precios, no alcanzan las ganas de consumir luego de la pandemia, hay otros factores.
Quizás la obra más importante era un Jackson Pollock de 100×100 cm, numerado 17, que duplicó su base y se pagó 61 millones de dólares. Era blanco y negro y carente de color. La obra de Rothko alcanzó los 82,5 millones y el poco atractivo Giacometti, los 78 millones.
Curioso y digno de discusión legal era el Andy Warhol que vendió Peter Brand en 34 millones de dólares. Eran 16 lienzos con la imagen de Jackie Bouvier de Kennedy, que el artista había serigrafiado en distintos momentos de su vida. El coleccionista quiso “participar” en la creación y unió a las 16 en una sola obra, no me parece ético y hasta dudo de la legalidad de dicho accionar.
El remate de pintura norteamericana no era muy atractivo. Recaudó 14 millones. Una obra de la abstracta Helen Frankenthaler duplicó su estimación y llegó a los 6 millones. Grandes precios para Roy Lichtenstein, sus tres obras se vendieron en 20,4 y 4,5 millones. Una obra de Ed Ruscha multiplicó por 9 su base y llegó a 3,3 millones. El último ejemplar de la edición de la Constitución de 1787, que se encontraba en manos privadas (no sólo se respeta desde hace más de dos siglos, sino que también se respeta su valor), triplicó la base y se vendió en 43 millones de dólares.
Se vendieron algunas obras latinoamericanas, “La Voce”, un collage con pastel y carbonilla realizado por el platense Emilio Pettoruti fue, en mi opinión, la “ganga” de todas las ventas al venderse en 88 mil dólares.
Eduardo Costantini ha invertido unos 60 millones de dólares durante estos dos años de pandemia: obras cumbres de Wifredo Lam, Remedios Varo y ahora casi 35 millones de dólares por uno de los 48 autorretratos de Frida Kahlo. Esperamos que le otorguen “dólar oficial” como corresponde a estas importaciones y las mismas le cuesten al menos la mitad, como insólitamente ocurre en los free-shop de nuestro país (por perfumes, cigarrillos y alcohol). Sin duda que enriquece el patrimonio nacional al traer estas obras a nuestro país.
