Mejor de lo esperado
Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar
Año difícil y poco apto para el disfrute del Arte ha sido este pandémico 2020.
Las Ferias de Arte que ya superaban las 400 por año y significaban para las galerías de arte un buen porcentaje de sus ventas, desaparecieron.
Las galerías estuvieron la mayoría del tiempo cerradas y se suspendieron las exposiciones, las ventas en las mismas bajaron promedio un 70%, ya que solamente vendieron trastienda y con pocos visitantes ante el peligro del contagio.
Las casas de remate han demostrado una capacidad de marketing y de adaptación memorables. Sotheby’s acaba de informar que vendió por valor de 5 mil millones de dólares y sus ventas privadas, fuera de subasta, fueron de 1.500 millones, lo que representa un aumento del 60% de esta actividad similar a una galería de arte. Christie’s había informado ventas por 4.400 millones y también grandes ventas privadas. Las dos principales casas de subasta realizaron más de 150 ventas on-line y un 30% de los compradores cibernéticos son menores de 40 años. Ambas casas vendieron un 27% aproximadamente menos que el año pasado, lo cual me parece hasta milagroso.
No hay datos de cuántas casas de remate o galerías de arte han cerrado, pero sin duda muchas lo han tenido que hacer y otras están en camino de hacerlo.
En Francia, la principal casa de subastas es ARTCURIAL, que sólo vendió un 10% menos que el año pasado y sus ventas fueron por valor de 180 millones de dólares.
Los grandes ganadores en esta crisis han sido los asiáticos, que ya representan un 33% del mercado y en poco tiempo pueden ser los primeros compradores del mundo.
Grata noticia fue la venta de una obra de la brasilera Tarsila do Amaral (1885-1973) en un remate en Bolsa de Arte, en San Pablo (Brasil). La obra era una venta judicial de un empresario en quiebra, hubo 19 ofertas por ella y se vendió en 12 millones de dólares, precio jamás alcanzado en una subasta en América Latina. Es una pintora con poca obra en el mercado y lo más buscado es de la década del 20, la obra se titula Caipirinha, es de 1923 y mide 60×81 cm. Este año otra de sus obras, titulada “Luna”, fue adquirida por el MOMA de Nueva York, en cifra no revelada, pero se comenta que fueron cerca de 20 millones. Todo esto confirma el “buen ojo” de Eduardo Costantini, que en 1995 pagó lo que parecía una “locura” por la obra “Abaporu”: 1.300.000 dólares, se dice que hace unos años recibió una oferta de 30 millones de dólares y la rechazó. Hoy todos podemos disfrutarla en su Museo MALBA.
Este año se vendió también una gran obra del cubano Wifredo Lam (1902-1982), fue en Sotheby’s en el mes de junio y alcanzó los 9,6 millones de dólares. No aparecieron en venta obras importantes del mexicano Rufino Tamayo que tiene alguna obra vendida en 7 millones de dólares, como tampoco de Frida Kahlo que logró 8 millones por una pequeña obra de dos desnudos. Fernando Botero es de los más demandados del mercado y varias de sus obras, tanto en escultura como pintura, se han cotizado en más de 2 millones de dólares y es el artista sudamericano más cotizado y demandado.
En nuestro país pocos han sido los remates y el porcentaje de venta no ha sido bueno, generalmente se vende en dólares, algunos lo hacen con el dólar oficial de cerca de 88 pesos y otros con el “dólar-bolsa” de unos 143 pesos, siguen sin dar financiamiento y las fechas de venta no están acordadas y se sobreponen. No aparecieron obras de importancia a la venta y los números han sido negativos en la mayoría de los vendedores de arte en nuestro país. Aún no nos acostumbramos a las compras de arte por internet que parece será el gran motor del mercado de arte en el mundo.
Les deseamos a todos una feliz nochebuena y brindamos por los artistas argentinos que son lo mejor que tenemos.