Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar
Es muy difícil competir con las dos casas de subastas que dominan el mercado, pero con tesón Phillips busca superar sus números y vender más de un billón de dólares durante este pandémico año 2021.
Pone a la venta 50 obras con grandes bases como un Hockney en 12 millones de dólares. Pero lo más interesante de la venta es un paisaje del inmortal Winston Churchill que pertenecía a Aristóteles Onassis y estaba colgado en su barco “Cristina”, el mismo media más de cien metros de largo y era el barco más grande que había en el puerto de Mónaco durante años. Originalmente había sido de la flota oficial de Canadá, pero fue vendido como chatarra y el griego lo compró en solo 34 mil dólares, pero luego con paciencia le puso 4 millones más y estuvo listo para sus paseos con John y Jackie Kennedy, Frank Sinatra, Cary Grant, Ava Gardner, J. Paul Getty, Elizabeth Taylor, Richard Burton y hasta dicen que Eva Perón también visitó la nave, que se llamaba Cristina en honor de la hija del naviero griego.
Churchill fue ocho veces durante los años 1958 y 1963, gozaba de la charla con el inteligente naviero, tomaba su whisky preferido y sus habanos que le regalaba su amigo. Le llevó de regalo una de sus más importantes pinturas que había realizado en 1921, y la misma quedó colgada en el barco.
Churchill pintó unas 500 obras aproximadamente en su vida y son muy cotizadas. Recientemente una se pagó casi 12 millones, había sido comprada por el actor Brad Pitt en 2 millones de dólares y se la regaló a su mujer Angelina Jolie que la mandó a la venta.
Ahora también en Londres están realizando una exposición de las pinturas de Churchill con 30 de ellas. La base de esta pintura es de 1,5 millones de dólares pero creo que los superará cómodamente. La venta es el próximo miércoles 23 y las obras han sido expuestas en Londres, Beijing, Shanghai, Shenzhen, Hong Kong y finalmente han llegado a la nueva sede de Phillips en Nueva York, en la estratégica esquina de Park Ave. y 57th Street.
Hay en oferta obras para todos los gustos, un Dubuffet de 3 millones, un Basquiat de entre 4 y 6 millones, un lindísimo Frank Stella de entre 2 y 3 millones, un original tema del americano Wayne Thiebaud de entre 6 y 8 millones de base, un Rothko de entre 3,5 y 4,5 y un Gerhard Richter de mismos valores.
Tener estas 50 obras en venta no es fácil y muchas deben ser las garantías que la casa rematadora debe haber otorgado, pero si quieren crecer es necesario, por aquello de “el que quiera celeste que le cueste”.Curiosamente Onassis no fue coleccionista pero famosa es su anécdota cuando un periodista le preguntó en el lobby de un hotel en París: “¿Cómo se logra ganar dinero?” Y rápidamente Onassis le señala un cuadro en la pared y le dice: “Yo lo vi primero, ahí esta el secreto”. El rival en el negocio naviero era Niarchos que sí era importante comprador y solía pujar por las mismas obras que le gustaban a Amalita Fortabat, como el famoso Turner de Julieta en Venecia.